Saturday, February 27, 2010
Sunday, February 21, 2010
Four paragraphs on THE ROAD, by Cormac McCarthy
Thursday, February 11, 2010
Friday, January 29, 2010
El Acorazado Potemkin (Serguei Eisenstein, 1925)
Sobre la genialidad de la película, véase la wikipedia, que explica cómo lo técnico y lo patético (sentido etimológico) se combinan para que la narrativa logre lo que se propone: implicar emocionalmente al espectador –en este caso, hacerle compartir la ira contra el régimen zarista, o sea, insuflar “fervor revolucionario”.
Se parte también de un maniqueísmo previamente compartido con el espectador, que hace que se dé por descontado la crueldad irracional de los oficiales del barco. Lo cual a su vez desencadena la de la clase de tropa que, básicamente, los caza como a conejos y los tira por la borda. El único muerto que importa tanto al director como a la audiencia es el caudillo de la revuelta, que pasa a ser tratado, necesariamente habría que añadir, como mártir. A continuación la orgía de muerte de la famosa “escena de la escalinata”, con su pervertida reinterpretación de “las mujeres y los niños primero”, viene a culminar este panfleto propagandístico de lujo.
Sobre su excelencia técnica, su vanguardismo, su genialidad, etc, han corrido ríos de tinta y bytes. Yo sólo diré, quizás frívolamente, que algunas de las escenas magistrales se basan en recortes muy conseguidos de sombras contra fondos: un recurso que debe mucho al troglodita anónimo que empezó a gesticular habilidosamente para los niños del clan en la penumbra de su cueva.
Lo que más me ha emocionado son los primeros planos. La masa, parece que pretendía el director, también son personas individuales, y cada una de esas caras cuenta en unos segundos una historia entera. También la tensión dramática, por supuesto, que cumple su función de "tener a uno en vilo" en los momentos cruciales.
Históricamente, esta rebelión forma parte de las revueltas de 1905, esencialmente pro-democráticas, si bien el film se creó para instrumentalizar la historia a favor del totalitarismo posterior. Por estos años, de hecho, habían sido ya otros marineros, los de la guarnición de Kronstadt en este caso, que se oponian a la escalada dictatorial del nuevo régimen, los que en 1921 fueron masacrados por los comunistas en el poder.