Thursday, January 28, 2010
The Man who Shot Liberty Valance (John Ford, 1962)
Wednesday, January 27, 2010
Saturday, January 23, 2010
La Cinta Blanca (Das Weiße Band - Eine deutsche Kindergeschichte, Michael Haneke 2009)
La relación que destaca por encima de todas en la película es de sometimiento: sobre los pobres, sobre las mujeres y sobre los niños. El director (Michael Haneke) se cuida de que la autoría de los crímenes que empiezan a sacudir la esclerótica existencia de la comunidad permanezca dudosa. Parece interesado más en su tesis, a saber: la cultura de autoritarismo es el germen del nazismo.
Sin embargo, el detalle de que no se aclare quién cometió los crímenes se sitúa quizá en la línea que postula el libro Hitler’s Willing Executioners, del historiador Daniel Goldhagen: la responsabilidad por el Holocausto sería así ampliamente compartida por la sociedad alemana a todos los niveles.
La película es larga (144 mins.). Técnicamente, no tengo los conocimientos ni el interés para analizarla desde ese punto de vista. Humildemente, apuntaré a que me recuerda, por la luz, por su realismo nórdico y a veces descarnado, a Bergman (pero tampoco he visto tanto del sueco). Visualmente, no se la ve especialmente rompedora, creo. La música es la que proporcionan los propios personajes, en un par de ocasiones, creo, y sólo en una de ellas cumple su supuesto objetivo de aliviar la angustia.
Los personajes, en general, están tristes. Su capacidad para la interrelación se ve seriamente mermada por la obligación de ajustarse a una serie de parámetros de índole jerárquica y por el temor a transgredirlos. Entre los capaces de distanciarse lo suficiente para percibir este contexto social emponzoñado, voy a mencionar, en primer lugar, a la baronesa. Es curioso que el detonante de su intento de liberación tenga lugar, cómo no, en Italia. Es ya un lugar común que sean los países mediterráneos los contrapuntos habituales para el victorianismo anglosajón o el calvinismo germánico, no hay más que leer a E. M. Forster.
El médico tiene el atractivo de ser, quizás junto con la comadrona, el que parece haber alcanzado el mayor grado de auto consciencia sobre sí y sobre los que le rodean. Sin embargo, su lado oscuro es poderoso y amenaza con devorarle. La comadrona tiene el coraje suficiente para plantarle cara… o no.
La esperanza está representada no por los más listos, sino por los que son capaces de demostrar lo que parece ser un sólido sentido común: el maestro y su novia. Por supuesto, el desarrollo de dicha esperanza no podía hacerse de otro modo que fuera de esa comunidad.
Y así termina la película: la tesis expuesta y, en cuanto a los misterios y a los ¿qué pasaría con?, se deja al espectador la tarea de su elucidación.
Thursday, August 02, 2007
Anti-Americanism
Anti-Americanism
In these days of war and general turmoil in the Middle East (when has this region ever known anything much different?) it is easy for attitudes to radicalise and cast governments and peoples in the same light. This is but one more instance of our basic tendency to oversimplify facts, which blurs rather than clarifies the picture.
I am not saying (or rather I am) that all the flag-burning mobs in Third World countries are deluded and should know better than demonize a whole country for the mistakes of its rulers. But they are, more often than not, bound to be manipulated by those exploiting their despair for their own ends –unscrupulous leaders in search of a scapegoat.
There exists, however, this armchair Anti-Americanism that some in the Left like to cultivate as an integral part of their ideological build-up. It arises not from despair but from… what? I refuse to accept that their rejection of all things Yankee (a much favoured term among them) is based on objective fact. On the contrary, I believe that this view has rather more to do with nostalgia-ridden rites, which they need to perform as a tribute to some glorified militancy of their youth.
The US belongs with Europe in what we call the West. Our political and social institutions are based on shared common values. It is true that the US rulers need to tackle, as ever, issues like imperial power, isolationism and intervention. But I think the succesive European governments (from the French with their detached friendship to the British with their so-called special relationship) have been wise to deal with the Americans never as anything but loyal allies. Because the fact remains that, above all else, we are on the same side.